Reconoce que el proyecto es "muy ambicioso", pero soñar no cuesta nada. El conjunto contaría con un gran vestíbulo común. El Museo del Carnaval se situaría en la esquina más próxima al castillo de Santa Catalina, "una edificación de formas curvas que por dentro se desarrolla a través de rampas para facilitar la movilidad. Y para acompañar la subida se proponen cubos de cristal que actúan como miradores hacia el exterior". La torre central acogería un restaurante, oficinas, biblioteca, archivo, sala de prensa y locales de ensayos que se construirían por tamaños: para cuartetos, coros y comparsas y chirigotas. En todos ellos habría pequeñas tarimas elevadas a modo de tablaos.
Por último, ubicado en el lado opuesto al castillo y con cubierta inclinada, se alzaría un auditorio con más de 300 butacas y diez camerinos, "provisto de lo necesario para complementar al Concurso Oficial de Agrupaciones en caso de que en un futuro se plantease y para acoger actuaciones tanto de ensayos generales como de cualquier índole que se organizase". Su escenario tendría una superficie parecida a la del Teatro Falla para que las agrupaciones pudieran preparar sus escenografías. La actuación se extendería a los alrededores. "El entorno urbano se proyectaría como un paseo marítimo, dando libertad y variedad de recorridos y dotándolo de algunas zonas de plataformas que podrían actuar como tablaos cuando se quisiera o como mobiliario urbano el tiempo restante", argumenta Irene Chico.
Ahí está la idea, aunque las pretensiones municipales pasan por aprovechar un edificio ya construido y vacío. La novel arquitecta expresa un deseo: "Ojalá alguien lo aprovechara".
http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/2155522/toda/la/fiesta/junto/mar.html
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