la guerra de las entradas

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la guerra de las entradas
"El Carnaval es mi vida", decía ayer una señora rodeada todavía por los plásticos de esa especie de campamento de refugiados en que se ha convertido el Carranza por mor de la fiebre que despierta el Concurso del Falla. Y lo decía con lágrimas en los ojos y un rostro desencajado por el cansancio y el mazazo de saber que sus noches en vela bajo la tribuna del estadio no tendría la recompensa esperada. Porque el Ayuntamiento, que llevaba días amagando, con miembros del equipo de Gobierno ofreciendo declaraciones en las que daban a entender que la cola en el estadio no estaba justificada porque en ningún momento habían anunciado el dónde y el cuándo pondrían a la venta las entradas, confirmó lo que se preveía a través de un comunicado de la Junta Ejecutiva del COAC en el que anunció que las deseadas entradas de semifinales no se venderán en el Carranza. "La Delegación de Fiestas maneja posibles puntos de venta situados en distintas zonas de la ciudad para que alberguen la venta de entradas para las semifinales del COAC 2016. Además, las dos entradas que se vendan por persona llevarán nombre y DNI de cada una impresos en ellas de cara a evitar una posible reventa", rezaba la nota. 

Pese a este anuncio, la mayoría de las personas que hacían cola desde la noche del pasado lunes seguían al cierre de esta edición en sus posiciones. "No nos vamos a ir de aquí. Y cuando anuncien dónde y cuándo las van a vender vamos a ir todos juntos y a ver quién es capaz de comprar una entrada antes que nosotros, que llevamos aquí seis días esperando para que ahora nos digan que no las van a poner aquí, que es donde han puesto las de preselección y cuartos de final. Estamos dispuestos a liarla", decía uno de los más indignados, presa de un enfado monumental con el Patronato y su forma de proceder en este asunto. 

En la cola se formaban corrillos a cada pocos metros. Israel, un argentino más gaditano que Moret, un apasionado del Carnaval de los de verdad, de los que se llevan todo el año ahorrando para poder ir al Falla con su mujer, reconocía algo taciturno que se temía algo así. "Después de oír las declaraciones de estos días he comentado varias veces con mi mujer que no iban a poner las entradas aquí. Estoy muy cansado porque con todo esto al final casi no estoy pudiendo disfrutar del Concurso". 

Porque claro, la paradoja es que mientras que haces cola para comprar entradas para unas funciones determinadas, o para intentar revenderlas, que también hay alguno que se busca la vida con una vieja práctica que aún no ha podido ser exterminada del todo, mientras haces cola -decíamos- no puedes ver el Concurso por televisión, calentito en un sofá, con una cerveza, disfrutando del Carnaval como la mayoría de los gaditanos y las gaditanas lo han hecho desde siempre. Porque antes de que llegara la tele al Falla, miles de niños, de Antonio Martín a Martínez Ares, de Quiñones a Selu García Cossío, se enamoraron del Carnaval oyéndolo por la radio, sin pasar días y días a la intemperie en una especie de frenesí devorador. A no ser, claro, que a un chaval como el de Málaga con el que hablamos en la cola, o a otro de Tarifa, o a una de Conil, o a otros dos de Sevilla, les guste más el Carnaval que a los gaditanos nacidos en la década de los 70, los que lloraban amargamente aquella noche de 1981 cuando TVE no fue capaz de conectar con la final del Falla en directo, pese a haberlo anunciado a bombo y platillo, y tuvieron que acostarse sin saber, una noche más, qué aspecto tendría esa agrupación con la que soñaban mientras la oían cantar en Radio Cádiz acostado en una pequeña cama junto a sus padres. 

El Ayuntamiento lleva días barajando la mejor opción. Incluso se le pasó por la cabeza poner las entradas a la venta en el estadio en la mañana de ayer, pero finalmente la Junta Ejecutiva del COAC ha creído conveniente dar una especie de escarmiento para intentar acabar con las colas de días enteros, con los plásticos, las sillas de playa, los ruidos que molestan a los vecinos o la reventa hasta de los puestos en la cola. Porque claro, aunque ayer tarde la mayoría de los afectados en el Carranza aseguraban que de reventa nada, lo cierto es que en internet hay anuncios de gente que cede su puesto en la cola momentos antes de que se pongan a la venta las entradas a cambio de una suma de dinero. Esto supone que el comprador sólo tiene que sustituirlo y sacar las entradas que quiere con su DNI. "Aquí no hay reventas, pero si hay señoras de 70 años en la cola por pura afición, hombre. Sólo somos apasionados del Carnaval que llevamos muchas noches aquí y que no merecemos esto", decía otro de los afectados. Y un compañero iba más allá. "Reventas serán los que ya tienen las entradas de semifinales, gente de dentro del Patronato, incluso de las agrupaciones, que están intentando apalancar las dos entradas que les están vendiendo. Que controlen eso mejor, en vez de ir contra nosotros que llevamos aquí una semana". 

Otro dato curioso es que en la mañana de ayer el Ayuntamiento instaló unos urinarios portátiles junto al colegio Tierno Galván para que los aficionados de la cola pudieran hacer sus necesidades. Las protestas de los padres de los colegios, al ver que los habían colocado en la misma puerta del centro, provocaron que un par de horas después los trasladaran a los bajos de Fondo Sur. Pero lo más inverosímil es que pocos minutos después de su colocación se supo que al final las entradas no se venderían en Tribuna. Muy raro todo. 



Y mientras tanto, en las inmediaciones del Gran Teatro Falla ya se podía ver a personas rondando con el pensamiento de vigilar también las taquillas porque más vale un por si acaso que un quién iba a pensar. Aficionados que parecen hasta organizados oiga, de tanto como les puede la pasión por el Concurso, por las coplas.


http://www.diariodecadiz.es/article/carnaval/2202021/la/guerra/las/entradas.html

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