Parecía que no, pero al final sí. Cádiz, los gaditanos, los visitantes, los aficionados, los curiosos, los sufridores vecinos, han podido despedir del Carnaval como se merecía. La lluvia de primera hora de este Domingo de Piñata se ha ido pronto y el cielo se ha ido abriendo para que los que no lo tenían claro se animaran a bajar al centro de la ciudad. Otros tenían claro que lo iban a hacer, pero antes prefirieron pasarse por algunos de los enclaves de la ciudad que este domingo han celebrado actos gastronómicos. Entre unos y otros la consecuencia ha sido que los principales escenarios de la fiesta tardaron en llenarse más de lo habitual.
Sin duda, los coros han vuelto a ser los protagonistas de las reuniones más multitudinarias. Fue el carrusel del Mercado Central el que congregó más público. Sigue siendo el que conserva el sabor carnavalero más intenso. El olor a mar de los erizos y los ostiones, el pregón de los camarones y las mojamas, invitaban a saborear un nuevo domingo de coros, el último de este año en la plaza de la Libertad. Más sombrío y por eso más desangelado, el carrusel que partía de la plaza de Mina. Allí se ha concentrado el público más familiar.
Mientras llegaban hasta los puntos de desarrollo de los carruseles –incluido el del Cañón–, el público no podía, ni quería, evitar pararse a escuchar las coplas de las agrupaciones que este domingo se han querido sumar a la fiesta. Se mezclaron en este domingo sin jerarquías las oficiales con las ilegales. Mientras las chirigotas se hacían hueco cerquita del público, en la plaza de las Flores o en El Palillero, los majestuosos decorados que componen las escaleras de Correos o de la Torre Tavira iban siendo ocupadas por turnos por varias comparsas.
Mención especial en este recorrido de altares carnavalescos improvisados se merece el de la plaza de Santa Inés, a la sombra del Oratorio de San Felipe Neri. En torno a las dos de la tarde se desarrollaba allí una escena que bien podría definir lo que ha sido el Carnaval de 2016. Tras actuar entre una marabunta de gente, los componentes de la chirigota de Selu García Cossío terminaban refugiándose en una finca cercana. Pero solo cuando conseguían llegar a ella entre la nube de smartphones y palos de selfies de fans de Juan que no querían dejar pasar la oportunidad de fotografiarse junto a su plástico ídolo. Seguramente los chirigoteros estaban esperando que alguien les diera pie a escapar con un: si me pongo pesao me lo dices...
Otras agrupaciones buscaron zonas más tranquilas para cantar, colapsando algunas calles, pero sin aglomeraciones insalvables. Donde sí se congregó mucho público fue en los lugares donde se celebraron eventos gastronómicos. El más bullicioso ha sido la plaza de Candelaria, donde la Peña La Estrella ha repartido, como es tradicional en el Domingo de Piñata, su pescaíto frito. Ha habido largas colas y mucho ambiente en torno al tablao por el que pasaron las agrupaciones premiadas en los diferentes concursos organizados por la entidad.
A medida que ha avanzado la tarde y los coros se han ido bajando de las bateas, los que se resistían a dar por acabado el Carnaval se fueron desperdigando por Hospital de Mujeres, Rosario Cepeda, Sagasta, Armengual, Mateo de Alba... auténticos reductos de la copla canalla que cada año quema la fiesta. Ese fuego no se suspende ni por el viento ni por la lluvia ni por las lágrimas de los que este lunes aún se levantan intentando borrar los últimos rastros del colorete.
http://carnaval.lavozdigital.es/noticias/2016-02-14/despedida-con-sabor-tango-20160214.html
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