"No sabemos vender el talento que hay en esta tierra"

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"No sabemos vender el talento que hay en esta tierra"
Resultado de imagen de julio pardoTiene el honor de ser el autor más laureado del Carnaval de Cádiz, pero su creatividad no se limita a los tangos, también se atreve con coplas, sintonías televisivas y hasta marchas procesionales. Julio Pardo, pregonero del Carnaval, rey Mago, padre, amigo de sus amigos, gaditano al que le duele que su tierra no despegue, nos descubre en esta entrevista algunos detalles de una vida que siempre ha girado en torno a la música.

-Así a bote pronto, ¿cuántos primeros premios tiene usted?

-Quince.

-Anda. ¿Y se acuerda de todos?

-Pues a ver... 'La tía Norica', 'Guacamayos', luego nos llevamos un periodo largo hasta 'Vamos a la ópera', me tengo que acordar... después los cuatro primeros de 'La tienda la Cabra', 'El coro', 'El Pregón' y 'Buque Escuela'... ojú... ya por orden me cuesta más.

-Qué alegría ¿no? No saber de memoria los premios que se tiene.

-Yo es que no soy un picado de las memorias históricas y eso, así que seguro que alguno se me olvida por el camino.

-Ahora que están tan de moda las despedidas y los regresos, ¿usted no se plantea una retirada carnavalesca?

-No me lo planteo, porque tengo claro que el día que no tenga ganas de ir a un ensayo o no se nos ocurra ninguna idea cuando quedamos en La Marea con un arrocito para pensar en la agrupación siguiente habrá llegado al momento de parar. También te digo que no me voy a eternizar. Tengo 62 años y lo mismo me quedan seis o siete coros, no muchos más. No voy a ir con bastón ni con muleta a un ensayo.

-Pero tiene mérito que lleve 40 años en esto del Carnaval y que sus agrupaciones no hayan virado hacia el clasicismo.

-Nosotros respetamos el tango, con más o menos inspiración, eso ya depende del año, pero es fundamental para mí ir renovándose y marchar con los tiempos. En los últimos años se ha ganado mucho en afinación, en puesta en escena, ha variado la forma de cantar, de interpretar, y nada más que hay que ir al teatro y ver que las cosas evolucionan. Si uno no lo hace puede ir al Concurso pero sin aspiraciones de ganar, porque si no te renuevas te van a pasar por encima. Y pegarse cinco meses para participar no va conmigo, yo quiero ganar.

-¿Se le ha pasado ya el cabreo por el cajonazo justo el año que fue pregonero?

-Ahora que me lo recuerda no (ríe). Hombre, yo creo que ni era el coro para dejarlo fuera ni era el año. Otros años que a lo mejor ha podido estar la cosa más apretada entramos, pero, bueno, por eso no entendí que sucediera ese año precisamente que era tan especial para mí.

-Sus inicios fueron en la tuna de medicina, de ahí su primera agrupación. ¿Cómo fue aquello de empezar a estudiar medicina?

-Yo estudié medicina porque el que quería ser médico era mi padre, que era marino de guerra. Al final lo dejé entre quinto y sexto, afortunadamente para los ciudadanos de algún pueblo lejano en el que igual estaba destinado ahora, jeje. Luego estudié música por mi cuenta y posteriormente mi suegra, que era profesora de música, me fue dando lecciones. Pero mis comienzos fueron con una guitarra que me regaló mi hermano y que yo tocaba a escondidas porque mi padre no sabía ni que estaba en casa. Hoy día ser músico es un punto más y antes para mi padre poco menos que era de vagos y maleantes. Después, con el paso del tiempo, mi padre era el que más se emocionaba con un coro mío y se enfadaba cuando algún locutor decía alguna barrabasada sobre mí.

-¿Algún locutor ha dicho alguna barrabasada sobre usted? Me extraña.

-Jajaja.... es ley de vida después de casi cuarenta años en esto.

-Y luego fue funcionario de Hacienda. Cuente.

-Pues sí. Yo me examiné para lograr una plaza como funcionario de Hacienda, junto a Antonio Segura, la mañana después de la final del 'Callejón de los Negros'. Íbamos los dos que no podíamos con nuestra alma, pero aprobamos. Él después se metió a profesor y yo estuve en Hacienda ocho años.
-¿Y por qué acaba su periodo de funcionario y de madrugones?

-Porque tuve la suerte de conocer a Salvador Domínguez, que fue gobernador civil de Cádiz y luego director de la Radio Televisión Andaluza, que me presentó a Gonzalo García Pelayo, que ha dirigido películas como Alegrías de Cádiz. Y cuando se estaba creando Canal Sur se le propuso a varios autores que compusieran sintonías para los telediarios, los toros, el tiempo... y me escogieron a mí, y a partir de ahí pues me contrató en su empresa. No es lo mismo estar a las ocho de la mañana viendo a gente cabreá porque tiene que pagar que tener tu piano en casa y hacer música. A partir de ahí se enfocó mi vida en la música.

-Eso de madrugar como que nunca ha ido mucho con usted.

-A mí me gusta trasnochar. Yo he sido un murciélago toda mi vida, con la tuna, para estudiar, para componer. Yo no suelo acostarme nunca antes de las cinco de la mañana.

-¿En serio?

-Completamente. Y a las diez estoy en planta. Pero ese momento de silencio, sobre todo eso de abrir la ventana y escuchar llover, hace que me inspire, que la musa salga a flote. De hecho si alguna vez estoy muy cansado y me acuesto a las doce de la noche a las cinco estoy despierto. Mi ciclo de sueño es ese ya desde hace muchos años.

-Volviendo a Canal Sur, a raíz de ese espaldarazo puede decirse que empieza a vivir de la música.

-Claro, hago temas para cantantes como José Manuel Soto, compongo anuncios de televisión, hago cosas con Blanco y Negro, la discográfica de Barcelona, en fin. También hay que decir que yo soy músico muy entrecomillado, no de Primera división sino de Segunda B, y he trabajado con todas las copleras del mundo, que son maravillosas pero que algunas tienen padres y madres muy insoportables, también me he hartado de hacer sevillanas cuando nadie las quería hacer, pero bueno, hay que hacerlo porque la música, además de tu pasión, se convierte en tu trabajo, y tienes que comer.

-Además del Carnaval, también ha compuesto marchas de Semana Santa.

-Nosotros, y cuando digo nosotros me refiero a Antonio Rivas, Juan Lucena, el coro y yo, hemos sido un poco la cabeza de lanza para un montón de cosas que han venido después. Hemos hecho películas, trabajado con Carlos Cano, María Dolores Pradera, la Sinfónica de Praga, la de Madrid, en fin, que hay mucha gente más famosa pero nosotros hemos sido los cabecillas de esa historia. Aun así hay cosas que te dan coraje, porque, por ejemplo, yo llevo haciendo marchas para Cádiz como 14 ó 15 años, de hecho la marcha Que suenen las horquillas se quedó y gustó, y algunas que son musicalmente mejores para Cádiz están empezando a pedirse ahora porque compuse Pureza Marinera para la Esperanza de Triana, y eso te da coraje, que en tu tierra sólo te vean como un músico de Carnaval. Yo soy músico, durante un tiempo hago carnaval y el resto del año me dedico a otras cosas. Ahora el día 28 estrenamos en la calle La Palma la marcha Madre de los Viñeros para la Virgen de las Penas.

-De todos los artistas que ha conocido en su vida, que han sido muchos, ¿cuál es el que más le ha impresionado?

-Bueno, talento tienen muchos, por ejemplo Pasión Vega, que es un violín que canta, es perfecta, pero como artista metido en su trabajo totalmente creo que Carlos Cano, que estaba
pensando las 24 horas del día en la copla. Era un tío muy especial. Era un buen amigo. Los Cantores de Híspalis también son gente de categoría.

-¿No tiene sensación a veces que con el Carnaval tenemos una gallina de los huevos de oro a la que no terminamos de sacarle todo su potencial?

-Es que nosotros no sabemos vendernos, nosotros sabemos pelearnos, porque no nos ponemos de acuerdo. No sabemos vender esa cantidad de humor, de gente que canta, esto tendría que ser una mina. Cádiz tiene mucho arte por metro cuadrado, pero desde que quisieron invadirnos los franceses no hemos vuelto a ponernos de acuerdo en nada. Ojalá aquí hubiera una industria para hacer disfraces, para hacer hasta papelillos, porque hay cosas que hay que encargarlas fuera. Los artesanos ya se han espabilado, pero esto es para que por ejemplo en los Depósitos de Tabaco se construyera la Ciudad del Carnaval. Pero claro, aquí en vez de ir todos a una acabamos...

-Peleados.

-Pues sí, peleados, siempre peleados.

-¿Tiene futuro el nuevo modelo de Patronato del Carnaval?

-A mí me encantaría que lo tuviera. Yo, como en la política, al 99% le creo con buenas intenciones, pero luego hay que hacer las cosas, poner los pies en la tierra. Ahora, cuando las ideas parten de que todo lo que se hacía antes era malo y lo que yo traigo es lo bueno, mal empezamos. Lo de antes estaba muy bien, con defectos, y lo que hay que hacer ahora es mejorarlo, pero no tirar por tierra todo el trabajo de tantos años.

-Después de tantos carnavales en esto, ¿tiene muchos amigos?

-Muchísimos. Yo creo que voy dejando amigos, pero vamos, que si alguien quiere ser enemigo mío pues nada, sin problema, tampoco se lo puedo impedir.

-Y alguno cuya pérdida incluso le ha dejado una huella profunda, como la que dejan las pérdidas cuando se queda en el camino alguien a quien se quiere de verdad.

-Pues sí, porque la muerte de Chichi me marcó mental y físicamente. Era una mano derecha, un tío muy especial, con mucho carácter pero fiel hasta la muerte, y aquello al coro le marcó
pero a mí más. Desde su muerte arrastro un par de problemillas físicos.

-¿Qué coro de los que no ha sacado le hubiera gustado escribir?

-'Los dedócratas' y 'Entre pitos y flautas'... y probablemente también 'Aires de mi tierra', que era una masa coral impresionante. Hombre 'Los dedócratas' es gloria y 'Entre pitos y flautas' abrió los ojos a la gente de que el camino era hacerlo todo más popular.

-También fue usted rey Mago.

-Sí, en el año 97. Aún me emociono recordándolo. Fue de los momentos más bonitos de mi vida. Además, cayó en una época muy dura para mí y me pegó un subidón enorme.

-Julio, ¿qué ha supuesto para usted su mujer en su vida?

-Pues ella es la clave de todo. Muchas cosas de las que he hecho durante años no hubiera podido hacerlas si ella no hubiera sido el sustento firme de la casa, porque los músicos tenemos un trabajo que lo mismo va que lo mismo viene, no hay fijo. El tema de dejar Hacienda por la música lo entendió ella pero fue un disgusto, claro, y nunca me ha echado nada en cara. Sin ella no sería lo que soy, lo poquito que soy, aparte de ser la madre de mis hijos, que eso ya es punto y aparte.

-¿Y la ciudad en general cómo la ve?

-Muy sucia, veo a la ciudad muy sucia. Seguirán barriendo, seguirán limpiando, pero yo no la veo igual, y ya no es un problema de ideología, es un problema de que hay cosas que se piensan que se pueden hacer y después le viene grande a la gente, y todo no es ahorrar, hay cosas en las que hay que gastar dinero porque las ciudades se paran, y luego volver a ponerlas en marcha cuesta la vida. Yo quiero ser bien pensado, después la realidad igual me dice que me equivocaba, pero quiero pensar que los proyectos se hacen por el bien de la gran mayoría, pero es que hay gente que no se mueve buscando lo más mínimo para que el bien le llegue, quiere que se le dé todo hecho. Hay gente con muchos problemas de verdad, pero hay otros muy flojos en Cádiz, que tienen la cara muy dura, que llevan una vida parásita y que no puede estar a cargo de los impuestos de los demás. Hay que espabilar, que el día amanece para todos.

-¿No piensa que el grado de crispación política no deja de crecer en la ciudad?

-Cuando en el Pleno del Ayuntamiento alguien amenaza a un concejal te demuestra el grado de crispación al que se ha llegado. Porque tú puedes pensar muchas cosas, pero públicamente amenazar a un concejal por votar diferente o por pensar algo contrario, es intolerable. Cádiz se está enquistando en dos bandos. Yo creí que lo de las dos Españas era
historia pasada, pero veo que no.

-Para terminar, Juan Lucena y Antonio Rivas son los dos grandes pilares donde se apoya para sacar su coro ¿no?

-Sería imposible que yo sacara el coro sin ellos. Es el coro de Pardo, Rivas y Lucena, son tres patas del mismo banco. Antonio y yo con nuestras locuras y Juan poniendo el sentido común.


El perfi: El tuno que hizo historia

Julio Pardo nació hace 62 años en Cádiz. Su padre quiso que estudiara medicina pero siempre le tiró la música, de la que consiguió vivir finalmente. Casado con Manoli, su bastión, la mujer que ha resultado clave para que pueda desarrollar su faceta artística, tiene tres hijos: Lucía, que es su heredera, "tan competitiva como yo"; Julio, que sale en su coro "y sin el que no podría sacar la agrupación porque me quita mucho trabajo" y María, "que ha tirado más por el baile pero que también canta muy bien, de hecho sale en el coro de su hermana". Reconoce que le gusta mucho la cocina y que se le da bien. También le encanta el cine, la fotografía, la música por supuesto, la pesca, "aunque hace años que la practico" y el fútbol. Hizo la mili como monitor de tenis en Palma de Mallorca, en la milicia universitaria, "y las únicas guardias que hice fue en un mini-golf para que no se colaran los niños". Reconoce que aún no sabe dónde está la letra que se perdió en 'El tío de la tiza' y que 'Callejón de los negros' marcó un punto de inflexión en el Carnaval. Siempre ha llevado grupos poderosos pero destaca el de este año y otros como el del 'Pregón', 'Buque escuela', 'Vamos a la ópera' o 'La tienda la cabra'. Ah, y Julio es un trasnochador empedernido.

http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/2390813/no/sabemos/vender/talento/hay/esta/tierra.html

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