El Derecho Humano a Cantar en el Falla

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El Derecho Humano a Cantar en el Falla
Aunque en la Declaración Universal no se recoja de modo expreso, tras años de reflexión, he concluido en que, en efecto —y en contra de mi posicionamiento inicial— el Derecho a Cantar en el Falla es un Derecho Humano que se deriva del Artículo 27 de la citada Declaración (en lo sucesivo DUDH): “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad”, lo que en Cádiz equivale al derecho a inscribirse en el Concurso del Falla, expresión fundamental de la cultura de la comunidad gaditana.
Estas reflexiones siempre surgen a partir de la saturación de grupos inscritos en el certamen todos los años.
—¿No son muchos?
—No importa, esto es un tesoro cultural.
—Y si el casting, como en todos los concursos masificados, fuera sin televisión, ni taquilla, y si dejara esto para las fases semifinal y final, ¿no sería más rico el tesoro cultural?
—Pero no podemos negarle a la gente ese derecho
—¿Te refieres al Derecho a Cantar en el Falla? El Artículo 27 de la DUDH se respeta. Todo el mundo mantendría el derecho a tomar parte activa, o sea, a participar en el COAS. Solo se restringiría el privilegio de taquilla y tele a los que mostraran nivel de tesoro cultural.
—Es que ya eso sería discriminatorio. ¿Martínez Ares? Lleno ¿Comparsa de Melilla? Vacío. ¿No te da pena de los grupos que cantan con el Teatro vacío después de cuatro meses de ensayo y sacrificio y viniendo encima desde Melilla?
—No. Ninguna. ¿Y a ti? ¿No te da pena del pobre público que está fuera pasando frío porque no soporta la función hasta que no llega el cabeza de serie? ¿O el que se queda dormido en su casa antes de que llegue su favorita? ¿No te da pena del público y te da pena de un grupo? ¿No eres capaz de ver el interés común y defiendes el interés particular de un grupo que —antes de mostrar credenciales— goza ya de inscripción, actuación pública con taquilla y retransmisión en directo por la tele? ¿Y además defiendes que el público deba quedarse a verlo, sea como sea? Si Marvin Harris viene a Cádiz renuncia a toda la antropología cultural aceptada hasta la fecha, al menos hasta que se resuelva el misterio del COAS —la parte antropológica, claro está: la económica dejó de ser un misterio hace tiempo—.
Cuando se plantea la rentabilidad económica del COAS —cuanto más dura, más dinero se mueve—, el argumento tampoco me vale, ya que el dinero se sigue moviendo en la misma dirección, paradójicamente contraria a la de quienes lo generan. Aún así, para que el COAS dure y deje más pasta, no necesariamente hay que aumentar las interminables sesiones de casting, sacrificando al público y al cabeza de serie. También se puede hacer al contrario. Triplicar el número de semifinales. Así el Artículo 27 de la DUDH quedaría mejor representado. Habría una masa social mayor que podría ejercer su derecho a tomar parte en la vida cultural de la comunidad sin pasar frío ni dormirse. Solo habría que sacrificar los derechos de taquilla y televisión de los grupos que no superan el casting. Pero “taquilla” y “televisión” no son derechos inalienables de la persona. De momento. Y si me apuras, una interpretación excesiva del Artículo 27 podría atentar contra el Artículo 5: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles”… que a veces sucede en el COAS: tengamos la decencia de reconocerlo.
—Por cierto, este año los grupos de fuera podían inscribirse en el COAS sin que los descalificaran aquí por cantar en el suyo. Se habrán inscrito muchos más, claro.
—Pues no… Los mismos que el año pasado, más o menos.
—Mal apunta este dato, primo. “Para perder en Cádiz, gano en mi pueblo”. O apunta bien, si apelamos a la dignidad.
—No pasa “na”. Los que mueven el dinero son los grupos punteros de Cádiz.
—Perdona, primo, pero completa la frase: “Los que mueven el dinero son los grupos punteros de Cádiz… y la afición de fuera”. La afición en Cádiz y en el resto del mundo es la misma, pero la disposición para pagar carnaval es bien distinta. Si los grupos tuvieran que subvencionarse con el dinero que aporta la afición gaditana, el forillo de Los Cobardes se convertía en forillo universal… pero por necesidad, no por gusto.
—Mejor así. Al carajo los forillos. Mayor importancia para los repertorios.
—Está claro. Los forillos lo que hacen es estorbar. Evidentemente, lo que hace que el COAS sea un tesoro cultural son los 127 repertorios de preselección…
—¿Por qué dices COAS? Es COAC.
—Aquí sí. Pero en mi novela es COAS: Concurso Oficial de Agrupaciones Subordinadas.
—¿Novela? ¿Y cuándo la presentas?
—En el COAC, precisamente.
—¿Qué oportunista, no?
—Ya. El COAC siempre ha sido un concurso para oportunistas. Por cierto, ¿cómo acabarías tú un pasodoble contra los padres de Nadia?
—Tú sabrás, tú eres el poeta.
—Yo es que tengo uno a Kirk Douglas desde Los Tintos, pero como no termina de caer…

JUAN CARLOS ARAGÓN

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