Si es la mujer la que atraca a un hombre con mil amores,
Los mil amores los funde a fuego, pero seguro
Que como el hombre le esconda un juego de corazones,
De mil amores, sin mil se queda, uno por uno.
Mas si es el hombre quien a la mujer
Le pretende robar entero el corazón,
Es probable que por cada abrazo,
Se deje un pedazo grande de razón.
La mujer que roba ese tesoro,
Lo roba del todo y ya no vuelve más,
Más el hombre roba a picotazos
Según su fracaso y su soledad.
La mujer roba una vez
Y te deja una huella que ya no se borra.
Más el hombre roba tanto
Que hasta su mujer esa huella se ahorra.
El hombre por robar tan a la desesperada
No roba de verdad nada.
Por eso cuando el mundo los pone delante,
Cual ladrón y amante,
El que se adelante se pierde primero.
Y sale vivo del duelo
El que más de acero tenga el corazón.
Suele vivir la mujer,
Y no es porque el hombre sea tan canalla como él...
Es porque el pobre
Es un ladrón tan noble y tan de pacotilla,
Que se enamora de cualquier ladrona
Que le roba un beso,
Y es que en sus huesos siempre faltará la séptima costilla
Yo que tanto he presumido
De ser un ladrón, un hombre y un bandido,
Que tanto he robado y que tanto he perdido,
Y con un corazón a prueba de serpientes.
Te juro desconsolado,
Que una mujer a mi me ha enamorado
Y me ha robado el mío para siempre,
Que a mi me ha robado el mío para siempre...
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