Ratones que confían más en su olfato que en su astucia para salvarse de los problemas al salir de su agujero. La comparsa que lidera Ángel Subiela cumple con creces con la misión de abrir fuego entre las favoritas.
Lo hace con un giro de 180 grados en su apartado musical que le beneficia mucho, tal y como se nota desde una brillante presentación, en la que una banda de ratones se muestra dispuesta a vivir su única vida frente a las siete que tienen los gatos.
Reaparece la magia del Noly en los pasodobles con una música con cierto aire a su primera etapa comparsista con Joaquín Quiñones. La melodía prevalece frente a la búsqueda del pellizco con la garra. Y una vez más, el Noly lo consigue. Letras de relumbrón para comenzar la verdadera competición. Cádiz aparece en la primera letra, de presentación para degustar la música, para aportar todo lo que se necesita en la vida.
Tanto les da Cádiz que ellos solo pueden ofrecer su pasodoble. Palos metacarnavaleros bien dados en la segunda letra a todo lo que hay que reprochar a los aficionados autóctonos y forasteros.
A los de fuera les recuerdan que la fiesta es gaditana, por lo que no pueden exigir, mientras que afean a los de Cádiz que desprecien a los grupos que vienen de fuera con respeto. En los cuplés, resalta el primero, en el que Pacoli hace unos largos en un vaso de agua en donde hay una dentadura. Regular el segundo a la borrachera que se cogen en el Rocío, por lo que la Virgen salta la reja y carga con ellos.
En un astuto popurrí, resalta más el espíritu crítico de su inicio. Se merecen una buena cuña de queso.