Año I después de J.C. 365 días sin la presencia, física, de Juan Carlos Aragón. Ausencia pero no de su esencia. El maldito 17 del mes de la primavera arrebataba a Cádiz uno de sus genios. El Capitán Veneno, el ‘enfant’ terrible del Carnaval. Uno de los dioses de la fiesta que marca la idiosincrasia de su gente, un ser que aún caliente se convertía en leyenda. Es un punto ideal, entre pasado y futuro, para detenerse y mirar cómo anda la vida. Su inesperable escudero Javi Bohórquez, junto con Manolín Santander y Washy, recuerdan al poeta, repasan los momentos crueles y los emocionantes de este tránsito y reflexionan sobre su cabida literaria en el presente y el horizonte de los suyos.
Coinciden en que “el año ha sido muy duro porque éste es un grupo humano, una familia, que tenía buena relación con Juan y se juntaba lo artístico con lo personal cada vez que subíamos a un escenario. Los aficionados nos han cuidado mucho, pero cada vez que te pones el disfraz, pesa. Los ensayos fueron duros porque las letras recordaban muchos momentos y hemos intentado estar fríos para honrar la memoria de Juan”, reconoce el pequeño Santander.
“Ha sido el año más raro de mi vida, un terremoto sísmico de escala grande y me tengo que recomponer. No me puedo quejar de la comparsa, de esta eterna banda, que son amigos de verdad. Si no hubiera sido por familia y estos amigos, difícil haberme levantado. Me quedo con la suerte de haber vivido y aprendido de uno de los mayores literatos que ha parido la ciudad de Cádiz. He sido amigo de un profesor de la vida. El principio fue muy duro y amargo, y ahora lo sigue siendo pero también con momentos emocionantes y bonitos. Son las fases del duelo. En lo personal, la tristeza de su familia me lastra”, apunta Bohórquez.
Sigue clavada en las entrañas esa imagen en la plaza del Falla, cantando el credo de Los peregrinos, sin duda para todos el momento más duro. “Queríamos cantarle porque se lo merecía. Es muy emotivo pensarlo con el corazón ensangrentado, pero cuando llegó el momento de cantar… tierra trágame, no tenía alma, aire, fuerzas para sacar una nota de mi voz”. Al igual que “el primer ensayo con la Eterna Banda”. Ello se compensó con la despedida en la final, “la última vez que las coplas de Juan iban a sonar allí, y estábamos nosotros”. “Lo buscaba entre bambalinas… todavía se me hace un nudo”.
“La gente echa en falta una persona que escriba así”
El día de la muerte de Juan Carlos Aragón la dimensión del autor se mostró en todo su esplendor. Homenajes en las plazas de todas las capitales andaluzas, hasta en Madrid y diferentes lugares del territorio nacional. Aparición en los informativos de todas las cadenas, menciones de los artistas más grandes del país, recuerdos más allá del charco. Ahora se ha engendrado un libro analizando su poesía. ¿Ha sido justamente reconocido? “No creo que se le esté valorando más, sino que ahora la gente se da cuenta de que la falta que hace una persona que escriba así y sea capaz de remover las conciencias”, reflexiona Washy.
Bohórquez amplía el discurso, lamentando que el veneno de la fiesta impidiera valorar su aportación en su momento. “Era imposible valorarlo en vida en el Carnaval. Sabíamos que era un literato con unas cadenas atadas que eran el Carnaval. Un genio que se tenía que ceñir a un reglamento, y que si no escribía así no se le podía entender. Ha tenido que hacer sus obras con una mano vendada. Y a medida que fue pasando el tiempo se fue liberando esas ataduras. El Carnaval es difícil que lo valore, porque hay rivalidad: Tú eres de un autor. En cambio, a un poeta se le disfruta, no hay esa competitividad. Cuando ha pasado y queda la obra, vemos muchos artistas recitando poesías de Juan Carlos, interesándose por él. Lo están valorando ahora aquí porque antes no eran conscientes de lo que les había pasado por delante. Y es una pena, porque dejó puro oro y los aficionados del Carnaval en su inmensa mayoría no se dieron cuenta porque eran seguidores de otro autor”.
En algún momento queda mirar al horizonte, brumoso por la pandemia. “Creemos que no habrá Carnaval en 2021. Si cogemos todo lo que se exige para poder cantar en directo y hacer Carnaval, lo veo muy difícil”, comenta Bohórquez. “Nuestra ilusión sería poder salir el grupo entero con un autor que escribiera nuestra comparsa, y es lo que hubiera querido Juan. Él escribió: ‘no sé si los prefiero arriba del escenario o abajo’. Y es que seguramente un trocito de él estaría. Pero la comparsa cantaría la obra de otro autor. No podemos ponerle palos diciendo que le gustaba más Juan Carlos. Él se ha ido y cuanto antes lo aceptemos, que ya no está su obra, antes vamos a empezar a disfrutar. Porque si vamos a comparar le quitamos las ganas a cualquier otro autor. Hay que pasar página”.
Al igual que sus compañeros, tuvieron que aplazar todas las actuaciones post-Concurso, en su caso de la antología. “Y no creo que este 2020 me ponga el disfraz de la eterna banda del Capitán Veneno”, lamenta. “Habrá que recuperar la antología el año que viene. Hay que esperar un poco más para poder escuchar. Un golpe a nivel económico, especialmente para “las grandes agrupaciones que invierten lo ganado en su presupuesto. Están muy jodidas porque tendrán que devolver ese dinero. Un desastre”.
Finaliza, al igual que en el Falla, con “‘adiós, ese pasodoble que nos sirvió como cierre. ‘Que la ciudad me recuerde cantando’. Ya pasaba desde antes de fallecer… las letras más cantadas en este siglo han sido las de Juan Carlos Aragón. Yo creo que él lo estaba viendo ya. Pero además se le recordará recitando poesía. Es inmortal, un mito que ha pasado a la historia de la ciudad de Cádiz y como el carnavalero con más talento que ha dado la ciudad”.
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