Popurri con Letra Comparsa "Los Principes" de Juan Carlos Aragón (2011)
Dicen los hombres de bien
que el diablo está en todas partes,
que es comunista y que tiene rabo también
y que más tarde o temprano viene a buscarte.
Dicen los hombres de bien,
los que pretenden altares en vida,
que practicando el amor y la fe
cuando el diablo te ve sale huyendo enseguida.
Ja, ja, ja, ja.
Dicen los hombres de bien
y no les falta razón,
que el diablo está en todas partes, que,
que te lo digo yo.
Va de la guerra hasta el hambre,
del sindicato al convento,
va desde el banco hasta la cárcel,
del tribunal al parlamento.
Va del periódico a los bares,
del ejército al gobierno,
desde el trabajo hasta la calle,
que es el verdadero infierno.
Y si lo quieres tú reconocer sé valiente,
colócate ante el espejo y mírate,
y mírate de frente.
Dicen los hombres de bien…
Y parece como si a esta tierra por venganza
la hubiera hecho yo a mi imagen
y a mi maldita semejanza
mas sólo les puedo prometer
que yo en ninguno de sus males y castigos
he tenido lo más mínimo que ver.
No sé si han sido más culpables
sus alcaldesas o alcaldables,
no sé si han sido más tiranos
los gaditanos con su historia
o la historia con sus gaditanos.
Sólo les vuelvo a decir
que aquí hasta yo mismo me aburro
porque ni siquiera hay curro para mí.
Vosotros seguid asando las caballas,
seguid los lunes a la sombra
y los veranos en la playa.
Y dentro de vuestras murallas celebrando
bicentenarios, constituciones, con dos cojones,
seguid cantándole a la Caleta y a vuestros muertos,
que el diablo ya se encargará del resto,
que el diablo ya se encargará del resto.
Dicen que el diablo sabe más
por viejo que por diablo,
y digo yo que no es verdad.
Sabe más por ser diablo
porque la inmensa mayoría
de los viejos no hayan nunca
toda la sabiduría.
Y se hacen viejos en su terca
y antipatiquísima arrogancia
que es más impertinente que cualquiera
de mis adolescentes ignorancias.
Y para mayor desgracia
la vida al final nos estremece
porque antes de la sepultura
todos los hombres envejecen
pero qué pocos maduran,
pero qué pocos maduran.
No reconozcas como superior
más que al hombre que sea mejor que tú,
que todas las revoluciones son,
son palabra y obra de la juventud.
No reconozcas como superior
más que al hombre que sea mejor que tú,
que todas las revoluciones son,
son palabra y obra de la juventud.
Al verdadero paraíso
que no está en el cielo sino en tu boca
va esta canción mojada en el deseo
que es el divino fósil de la libertad
pues contiene un principio hostil a la sociedad
que siempre va más allá del amor y del vicio
y que Dios nos perdonará porque es su oficio.
Ni las noches han podido
contigo y con mi canto
y en la carretera pone
tú, tú no te vayas nunca.
Las palabras que te he escrito
no han sido para tanto
y ni los días se aproximan
a tus rodillas iguales.
Sin ti los carnavales
nunca tendrían final
y en vez de número las calles
se llamarían a gritos.
Ni las noches han podido…
Y yo que venía a hacer una revolución
con los obreros y con los estudiantes,
pero las cosas ya no están como antes,
y ahora qué hago yo.
Oh príncipe nuestro que estás en el mundo,
siempre invocado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino.
Y hágase tu voluntad,
así en esta tierra como en el infierno.
El pan nuestro de todas las noches dánosle hoy
y no perdones nuestras deudas contigo,
así como nosotros no se las perdonamos
a nuestros enemigos.
Y déjanos caer en la tentación,
mas líbranos del bien. Amén.
Qué optimista es el diablo si se cree que puede hacer
al hombre todavía pero de lo que es.
Quien pretende a todo el mundo agradar
al final no hace a nadie feliz.
Yo prefiero tener enemigos de verdad
y que estén orgullosos de mí.
De tanto como me han dicho
que soy el demonio
me he convertido de pronto
en el Príncipe del Mal,
y me he vestido de fiesta
para llamar a tu puerta
por carnaval,
para llamar a tu puerta
por carnaval.
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