Dani Obregón: «Es nuestra responsabilidad que el Carnaval de Cádiz siga siendo sinónimo de libertad»

Dani Obregón: «Es nuestra responsabilidad que el Carnaval de Cádiz siga siendo sinónimo de libertad»

El comparsista defiende la función social de la fiesta como altavoz de justicia y memoria histórica, destacando el compromiso con temas como la lucha del pueblo palestino o la figura de García Caparrós.

El Carnaval de Cádiz no es solo risa y baile; es, ante todo, una herramienta de compromiso social y político. Así lo ha manifestado el reconocido comparsista Dani Obregón, quien ha reflexionado sobre la «responsabilidad mayor» que tienen los autores y componentes en los tiempos actuales, marcados por la falta de rigor informativo y el auge de la desinformación.

El Carnaval como escudo ante los «bulos»

Obregón se ha mostrado tajante ante el panorama actual de noticias falsas y manipulación. «Cuando uno se enfrenta a esta desinformación y falta de verdad con la que se está negociando, se te ponen los pelos de punta», ha señalado. Para el comparsista, la difusión consciente de falsedades representa una forma de delincuencia social, y frente a ello, la gente del Carnaval tiene el deber de utilizar su «altavoz» para contar su verdad y expresar su malestar contra las injusticias.

Memoria y justicia: El legado de García Caparrós

Uno de los hitos más recientes en la trayectoria de su agrupación ha sido el reconocimiento a la mejor copla a Andalucía por un pasodoble dedicado a Manuel José García Caparrós, el joven malagueño asesinado en 1977 durante las manifestaciones por la autonomía. Obregón destaca que cantar a Andalucía es algo que le llena personalmente, sintiéndola como su «patria».

Más allá del galardón, subraya el componente de memoria histórica de la letra: «Tiene ese componente de justicia que es necesario y con el que empatiza mucha gente, independientemente de ideales». Según explica, la emoción que despierta esta pieza ha traspasado fronteras, conmoviendo a espectadores en puntos tan distantes como Bilbao, Barcelona o Madrid, donde el público ha conectado con esa «lucha de pueblo» que representa la figura del mártir malagueño.

Libertad para expresar el dolor

A pesar de que su grupo se caracteriza por una propuesta alegre y vitalista sobre las tablas, Obregón defiende que el Carnaval debe ser también un espacio para la denuncia seria. «El Carnaval es diversión, alegría y fiesta, pero también es libertad para poder expresar el dolor», afirma en relación a las letras dedicadas, por ejemplo, al conflicto en Palestina.

Para el componente, estar en el mundo desde un posicionamiento ideológico claro es parte de su compromiso ético. Considera que el objetivo final de la comparsa es provocar la reflexión y hacerse «cómplices» del sufrimiento ajeno cuando la justicia brilla por su ausencia.

Análisis y «lecciones aprendidas»

Finalmente, Obregón ha detallado el proceso de autocrítica que sigue un grupo de élite tras el concurso. Más allá de los premios, el análisis se centra en lo que denomina «lecciones aprendidas»: un estudio minucioso sobre el atrezo, el vestuario y la interpretación realizado durante las horas de convivencia en la carretera. Este ejercicio de reflexión permite identificar errores y aciertos para garantizar que, año tras año, la agrupación siga siendo un referente de calidad y compromiso en el Gran Teatro Falla.

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